[Escrito originalmente en 2014 desde mi blog antiguo]
Por fin… después de mucho tiempo pude llegar hasta la sierra de Los Tuxtlas, atraído por los encantos que allí viven, y las aves que son la raíz de los encantos para mí.
Después de pasar por Santiago y San Andrés Tuxtla, se sube por un camino hasta la comunidad de Ruiz Cortines, un pueblo con setenta familias que está rodeado del bosque mesófilo que sobrevive en estas latitudes: Para llegar a Ruiz Cortines, debes de pasar un tramo de carretera en medio del bosque y allí, antes de llegar siquiera al sitio que quería visitar desde hace tantos años, allí sobre el cielo nublado estaba volando un juvenil de Águila Elegante (Spizaetus ornatus) que quería anunciar algo, aunque en ese momento no supe que era.
En el pueblo de Ruiz Cortines hay un pequeño grupo ecoturístico llamado “Los Colibríes” (cuando visité el sitio por primera vez se llamaba Los Clarines) que trata de conservar el bosque que rodea la comunidad a través de recorridos de observación de aves y senderismo en general: Braulio Málaga Temich, es uno de los promotores y fundadores de este grupo, y fue quien me ayudó a buscar y encontrar muchas (más bien casi todas) las aves interesantes del viaje.
Salimos en la tarde del 27 de junio a recorrer un sendero donde había posibilidades de ver a la endémica Paloma Perdiz Tuxtleca y lo primero que hubo en el camino fue una Paloma… pero Azul (Claravis pretiosa) que caminaba tranquilamente sobre la hojarasca y se veía casi blanca: Los mirlos gorjiblancos y pardos (Turdus assimilis y Turdus grayi, respectivamente) eran comunes a ambos lados del camino, y también el Atlapetes Gorricastaño (Buarremon brunneinucha apertus) una subespecie endémica de LosTuxtlas, andaba con sus pollos a un lado del camino.
El camino subía imperceptiblemente, sobre los árboles crecían otros árboles y sobre ellos, lianas y enredaderas, y todo esto cubierto de musgos de diferentes verdes en un aparente caos vegetal, las gotas de agua y las orquídeas eran estrellas en una tarde de hojarasca, y alrededor de unas flores moradas estaba volando un Fandanguero Colilargo (Campylopterus excellens) una especie endémica de la región que yo nunca había visto, y mientras lo disfrutaba, se escuchó esa paloma…
…la Paloma Perdiz Tuxtleca (Zentrygon carrikeri) es un ave muy sigilosa y difícil de ver, pero allí estaba llamando cerca de nosotros y tuvimos que escondernos para que no nos viera, y hablar con ella para convencerla de acercarse, al final llegó, pero no la vi, y cuando pensé que ya se había ido y que iba a ser tremendamente difícil verla de nuevo. Por alguna razón la paloma voló a una rama y allí se quedó, moviendo la cola nerviosamente, pero el cuerpo completamente quieto estaba alerta. No se movió en unos cuantos minutos y las piernas me temblaban, no sé si de emoción o de cansancio o de ambas cosas juntas, pero esta pequeña maravilla emplumada no se movió hasta que unos caminantes la espantaron.
Regresamos por el mismo camino, habíamos recorrido unos tres kilómetros aproximadamente hasta el lugar donde se apareció la paloma y aunque seguían cantando varias a lo lejos ya no pudimos verlas: estaba oscureciendo y cantaban los Tinamús, los buscamos pero las sombras de la tarde sobre el bosque hacían más difícil intentar verlos y no los encontramos.
[Continuará]