La primera vez que visité las regiones tropicales del sur de México, me encontré con un sonido que nunca había escuchado antes; un canto agudo y muy variable que parecía correr y brincar entre trinos y silencios de una manera algo caótica, y que provenía de las zonas más espesas de la vegetación, donde era casi imposible observar al autor de este sonido. Pero después de algunos intentos lo pude conocer: Ante mi tenía a un pequeño Chivirín, Saltapared o Soterrey (es decir un miembro de la familia Troglodytidae) con la espalda marrón, una línea blanca cruzando su carita por encima de los ojos brillantes como cristal que siempre tienen estos pequeños, y la garganta y el vientre pálidos, variando sutilmente del blanco al gris.

En resumen, el pequeño cantor que acababa de ver era un saltapared sencillo… y sí, ese era el nombre de la especie: Saltapared Sencillo o Cantorchilus modestus, un epíteto que sin duda le quedaba muy bien a un ave que no tenía tonos brillanes ni demasiado contraste entre los grises, marrones y blancos que componían su paleta de color, sin embargo, este sencillo pájaro ocultaba un gran secreto, pues lo que durante mucho tiempo se consideró que era una sola especie que vivía desde México hasta Panamá, ¡en realidad se trataba de tres!
Pero ¿Qué es una especie?
Antes de continuar con esta historia deberíamos saber, al menos de manera superficial, qué es una especie. Y es que este es uno de los conceptos fundamentales de la biología tal y como la conocemos actualmente, pero a la vez es uno de los más complejos. En un vídeo del canal tenemos una breve explicación del concepto de especie y como ha cambiado a lo largo del tiempo, pero en resumen, en la actualidad podemos entender que una especie es una hipótesis sobre el origen común de linaje particular de individuos, cuya «condición» como tal está soportada por evidencia. ¿Y de que tipo de evidencia estamos hablando? pues nos referimos a la información que nos proporcionan fuentes como la biogeografía, es decir, el estudio de los cambios de la distribución de un linaje y sus parientes cercanos, la genética, que nos habla de las características particulares que se heredan dentro de un linaje, el nicho ecológico, que se refiere a cuales son las interacciones de ese linaje con su ecosistema, y la morfología, es decir, esas características visibles en la anatomía de ese grupo de organismos que estamos estudiando.
De este modo, cuando nuestras fuentes de evidencia apuntan en una misma dirección, contando en conjunto la historia de un linaje único, separado de otros, es entonces cuando podemos hablar de una especie. Pero como siempre ocurre en ciencia, una hipótesis está subordinada a la evidencia disponible que nos permite sustentarla, de modo que si a lo largo del tiempo surge información nueva, es posible que lo que conocimos como una sola especie, puedan ser en realidad dos o más, o por el contrario; lo que la evidencia señalaba como varias especies en realidad sea una sola, siempre a la luz de más y mejor información obtenida por los estudios científicos.
Entonces… el saltapared no era tan sencillo
Ya con estos antecedentes, ahora sí podemos continuar con nuestra historia; durante mucho tiempo se consideró que este Saltapared Sencillo era una sola especie, con diferencias sutiles en el color de distintas poblaciones a lo largo de toda su distribución, y aunque tal diferencia era muy sutil, había un detalle que era muy pero que muy distinto: la vocalización. ¿Recuerdan que les conté que mi primer acercamiento con este Saltapared fue escucharlo cantar? pues si lo hubiese escuchado cantar por primera vez en otro lugar de su distribución, como las tierras bajas del Caribe entre Nicaragua y Costa Rica, habría escuchado una cosa muy diferente.
Y justamente, estas diferencias observadas desde que Cantorchilus modestus se describió para la ciencia por primera vez en 1861, principalmente en sus vocalizaciones, pero también en los ligeros cambios de coloración y tamaño que parecían seguir un patrón a lo largo de toda la distribución de nuestro Saltapared, fueron poniendo en duda la afirmación de que todas las poblaciones desde Panamá hasta México fueran «lo mismo» y la idea de que podrían ser más de una especie comenzó a tomar fuerza. Pero no fue sino hasta el año 2015 cuando un estudio científico conjuntó todas las piezas de evidencia para explicar que la historia del Saltapared Sencillo, no era tan sencilla.
En resumen, los resultados del estudio (dejo la referencia al final de este texto para quien desee leerlo a profundidad) contaban una historia no de una, sino de tres especies diferentes, pues tanto la evidencia genética, acústica, morfológica y biogeográfica, contaban todas una historia similar; tres linajes de saltaparedes que son considerados ahora tres especies diferentes, con Cantorchilus modestus desde el sur de México hasta el pacífico norte de Costa Rica, Cantorchilus zeledoni desde el centro de la vertiente del pacífico en Costa Rica hasta Panamá y Cantorchilus elutus en las tierras bajas del caribe sur de Nicaragua, Costa Rica y Panamá.

De este modo, ahora tenemos un conjunto de tres especies de lo que antes pensábamos que era sólo una; y este cambio no se ha dado por arte de magia, sino que ha sido el fruto de largos años de observación y análisis de nueva y mejor evidencia que aquella de la que se disponía en el siglo XIX cuando por primera vez la biología conoció la existencia de estos pequeños cantores de la espesura.
Cuando yo conocí a Cantorchilus zeledoni; uno de estos linajes diferentes al que vive en México, me sorprendieron esas sutiles diferencias que despertaron las dudas sobre su estatus como especie propia. Lo que más llamó mi atención fue el ecosistema del sitio donde lo conocí: el humedal de Medio Queso, al norte de Costa Rica, un sitio surcado por canales, lleno de vegetación sumergida, densos pastos y árboles que emergen del agua, completamente distinto a la las empinadas laderas con vegetación tropical en donde conocí a su hermanito norteño Cantorchilus modestus, y a partir de allí no pude sino imaginar los largos caminos separados que millones de años atrás siguieron esos tres linajes con un ancestro común, para terminar formando un patrón de distribución, coloración e interacciones ecológicas distintivo para cada una de estas tres especies de Saltapared que durante mucho tiempo consideramos sencillo, pero ahora sabemos que debajo de su aparente sencillez se esconde la historia de un proceso complejo y fascinante.

Bibliografía
- Saucier, J. R., Sánchez, C., & Carling, M. D. (2015). Patterns of genetic and morphological divergence reveal a species complex in the Plain Wren (Cantorchilus modestus). The Auk: Ornithological Advances, 132(4), 795-807.
- Kroodsma, D. E., D. Brewer, and H. F. Greeney (2020). Cabanis’s Wren (Cantorchilus modestus), version 1.0. In Birds of the World (S. M. Billerman, B. K. Keeney, P. G. Rodewald, and T. S. Schulenberg, Editors). Cornell Lab of Ornithology, Ithaca, NY, USA.
- Kroodsma, D. E. and D. Brewer (2020). Canebrake Wren (Cantorchilus zeledoni), version 1.0. In Birds of the World (J. del Hoyo, A. Elliott, J. Sargatal, D. A. Christie, and E. de Juana, Editors). Cornell Lab of Ornithology, Ithaca, NY, USA.
- Kroodsma, D. E., D. Brewer, and H. F. Greeney (2020). Isthmian Wren (Cantorchilus elutus), version 1.0. In Birds of the World (S. M. Billerman, B. K. Keeney, P. G. Rodewald, and T. S. Schulenberg, Editors). Cornell Lab of Ornithology, Ithaca, NY, USA.
Si quieren escuchar más vocalizaciones de las tres especies aquí les dejo enlaces al siempre confiable xeno-canto.
C. modestus: https://xeno-canto.org/species/Cantorchilus-modestus
C. zeledoni: https://xeno-canto.org/species/Cantorchilus-zeledoni
C. elutus: https://xeno-canto.org/species/Cantorchilus-elutus
Un comentario
gracias por esta historia ya faltaba una publicación en el blog